En un suspiro se estremecen mis ideas.
Todo el sabor de esa boca juzgando mis movimientos.
Mi naturaleza se expresa condicionada por el propio cuerpo.
En mi ombligo se pierden las angustias y vuelvo a conectarme con el espíritu de mi raíz.
Lenguaje universal de esta condición humana, captar la luz y hacerla canción, no hay voces que no motiven el canto, no hay sonido absoluto que implique un movimiento certero.
Todo en un tiempo que ya no marca minutos, que no es el precursor de mis ansias, que ya no necesito para caminar en libertad.
Y aunque este mundo se empeñe en demostrar su agresividad constante, yo creo en la fuerza del vínculo antiguo.
Yo creo en la capacidad de esos otros, que colectivamente quieren volar en paz.
Nadie escapa a esa idea de poder volar, de poder hacer.
En cada viaje un nuevo aprendizaje, una nueva posibilidad de aprender de esos otros, de unos pocos y de uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario