lunes, 31 de enero de 2011

Ilusión Super Sport.

Un paso lento marcaba el andar del regreso a casa en la madrugada conurbanense.
La camisa desprolija, sudada de tanto movimiento caprichoso le molestaba.
No había razones para cantar el triunfo,  pero tampoco para rendirse.

Las mismas cuadras de siempre se le aparecían con un toque diferente,  el barrio dormía y no se enteraba de los llantos,
de los corazones rebeldes ni de las penas de amor.

 Al tipo no le importaba tardar, estaba ahí, en medio del bulevar con ganas de putear, de quejarse, de preguntarse millones de veces por qué no.
Inseguridad de mierda, pensó.
y se rió a la sombra de la noche, un poco ansioso, copeteado y triste.
La tristeza pibe, tiene sus momentos. Te levantas al mediodía con esa pesadumbre particular, dominguera.
Te miras al espejo y vuelven las preguntas, los lamentos, no te gustas nada y ya no crees en nadie.
Pero cuando va cayendo la tarde, justo antes del corso y siempre después de ensayar te descubrís de nuevo.
 Te tiras en la cama y dibujas el techo con la mente, le pones colores, nombres y formas.
Se te ocurre su nombre y el desfile de tus ganas no coincide con el de tu miedo, se queda muy atrás como mendigando atención y vos no te calmas.
Pero te levantas de nuevo, te decís que no hay maldad y que las posibilidades existen.
Siempre y cuando te le animes a la cuestión, de igual manera las medias tintas no son lo tuyo ,pero hay que tener cuidado no vaya hacer que te pases del reglón.

Y te bañas de esas ganas, te desafías a vos mismo y te imaginas el mundo del otro.
Que al parecer es un universo diferente, a vos no te preocupa.
Encontrás la foto en tu billetera y le sonreís de nuevo.
Ahí esta, son esos ojos y esa boca.
Te acordás de esa canción y se la cantas
"¡Loco! ¡Loco! ¡Loco!
Como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!"

Ya veremos que fue de esta que es tu historia, de esto que es tu sueño y que solo vos entendes.

miércoles, 12 de enero de 2011

Vida pasada.

El tiempo cortado en segmentos, un sonido en el parlante evocando un tango desesperado.
Se corta la figura de esos cuerpos a contraluz, no tienen noción del espacio, no les hace falta.
Recordar en esta noche es para débiles de alma, para quienes fueron presos de un pacto a oscuras en la habitación de algún conventillo.
Renombran al joven ernesto, a él y a sus ideas.
Se escapan por las grietas, se esperan en las comisuras de alguna boca clandestina.
Del movimiento preciso hacia los besos sin culpa, ellos y solo ellos ecuentran los motivos, si es que se los tiene.
El brillo de esa piel curtida con el sol, a fuerza de un trabajo a la sombra de algún campo perdido de la provincia, se tensa.
No se establecen códigos de conducta, se enactua el rol gobernado por el instinto.
Como hambre de una tarde de domingo, como el hambre que sienten tantos, motor de su travesía a esta ciudad prometedora de una estabilidad inexistente.
A la siesta solo quedan los susurros, las escapadas de un cuarto a otro, los secretos a voces y una tolerancia inexperta, cubica y de poca confianza.
No es cosa de machos pero tampoco de débiles.

Pez.

El pasillo a oscuras, los pies desnudos con el frío corriendo entre los dedos.


Sos un enigma, ese fue tu paso seguro. Las horas despiertos de tantas palabras que terminaron vacías, la habitación.

La espalda descubierta, un par de lunares caprichosos que se asoman por tu hombro, el respirar rítmico y pausado.

Una expresión de templanza que juega a las escondidas con tu locura.

Abrís los ojos, me adivinas mirando desde la puerta.

No me decís nada, con un simple gesto se me tranquiliza la existencia. Como si supieras de mis pesadillas, de mis confrontaciones a oscuras, como si supieras de mis miedos.



Me hago el que no entiendo, por que sabes que me cuesta decirte las cosas, por lo menos en palabras, no soy bueno para el fraseo.

Decís mañana adjuntando una promesa tonta, un desayuno o una nueva canción.

Sos un tipo inteligente, sabes que decir y a veces no decís nada.

Me siento al borde de la cama, te observo más de cerca buscando explicaciones.

Vos te reís, me callas y evocas una plegaria en silencio.

lunes, 3 de enero de 2011

Summertime

Este calor de enero que hace de mis noches un confuso devenir de ocurrencias.


Historias que me recorren por todo el acolchado, amores, traiciones y la iglesia.

Se me ocurre que tengo la garganta seca, que un poco de cerveza helada, esa que evoca a los amigos y a las mejores charlas, no me vendría nada mal.

El silencio me distrae, me doy media vuelta y busco la nada misma para poder dormirme.

El color de piel como tostada mirando a la cámara invitando a todos sus contactos a pensar en lo mismo, o dudo mucho que a alguien se le ocurra otra cosa.

Me da bronca esa imagen en mi cabeza, deja en evidencia la curiosidad y las ganas solapadas por una comunicación parcial, insuficiente y casi nula.

Me imagino que no es tan fantástico como parece y me da risa.



Tiempo, cigarrillo a oscuras y ese raspeo de la Joplin sonando como evento decorativo de toda la habitación.

Dormir, parpadear, la espera, la temible la que no conmueve.

Fin, de un razonamiento sin lógica aparente.